LA VANIDAD

Sólo un tal hecho, de que el mismo Lucifer cayera a causa de la vanidad, testifica del peligro excepcional de este pecado. 

La causa principal de la vanidad son el egoísmo y la autoestima exagerada. Si la persona no presta atención a sus cualidades principales sean la pureza y fuerza de fe, sino a las virtudes terrenales secundarias, entonces la vanidad es casi inevitable. La oscuridad sin duda se aprovechará de este sustituto. El rol de la seducción puede ser cumplido por varias ventajas humanas: ser rico, ser inteligente, ocupar alto cargo, poseer de la educación prestigiosa, ser bien guapa, destacarse con un alto profesionalismo etc. Obviamente son cualidades y capacidades personales superiores a las de otras personas. Existen tambien otro tipo de vanidosos, las personas que tienen cero cualidades o capacidades superiores, entonces su vanidad se ve cómica y nos da risa. 

Este demonio hace ciego al ser humano, entonces la persona deja de ver sus propios defectos. A consecuencia las críticas constructivas sea útiles, se rechazan con amargura y aún peor, con agresión. Al mismo tiempo, la persona  vanidosa se destaca con una agudeza visual tipo la vigilancia del águila en detectar deficiencias de la gente que le rodea.

La frase de Jesucristo acerca de este defecto es siguiente: «¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?». (San Mateo, capítulo 7:3). 

La crítica golpea fuerte a la autoestima. ¡El demonio del orgullo invicto confunde la conciencia, la hace rebelde y loca! En esta situación delicada es importante entender lo qué significa la crítica y cómo ayuda. Tal vez la crítica lleva en sí la verdad sobre el defecto existente. Si la persona realmente se preocupa por su alma, aunque sufra de humillación y resentimiento por estar criticado, entonces, aceptará la crítica con humildad como una señal para corregir la deficiencia. En el caso contrario, si la lucha contra los pecados sería tan sólo una declaración, entonces la vanidad inevitablemente acelerará el deslizamiento de la persona hacia el abismo, hacia un triste final.

Tal gente trae discordia dondequiera que aparezcan. Tales personas van a irritararse y buscarán una excusa para lastimar a cualquiera que no esté de acuerdo con su superioridad. En mayoría de los casos, ellos no se lo expresán abiertamente, sino de una forma camuflada, bajo algún pretexto plausible. Los vanidosos no toleran en absoluto si a alguien, a parte a ellos, se les presta más atención. Ellos no aguantan cuando a su lado aparezcan compañeros con cualidades o capacidades superiores a ellos, lo que es completamente insoportable para los vanidosos. Inmediatamente al lado del vanidoso, más bien en su alma, aparecen fieles compañeros de la vanidad: envidia o celos. A veces aparecen las dos cosas de una vez.

Si la vanidad sigue siendo fuerte, entonces el vanidoso causa una impresión desagradable en los demás, está creando intrigas, hace comentarios cáusticos, trata de calumniar a sus criticos etc. 

De una o de otra forma la vanidad puede ser derrotada. Para conseguirselo se necesitan cuatro condiciones: 

1. La fe verdadera;

2. La meta consistiente sea la decisión irrevocable de liberar su alma de los pecados. La meta debe de ser principal, prevaleciendo por encima de objetivos terrenales;

3. La voluntad de Usted en función, su paciencia y su humildad consciente (miren el artículo «Resentimiento»);

4. El asesoramiento sistemático y el apoyo de las personas, cuales se han logrado abatir esta emoción, esto no es obligatorio pero es deseable. Favor tengan paciencia, el proceso no es rápido.

Recordémonos una cita siguiente de la Biblia: «Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (San Mateo, capítulo 23:12).

En mi propia experiencia espiritual, la lucha mía contra emociones, paso por paso, me llevó hacia sustitución de la oscuridad por la luz. Entonces la parte brillante se ampliaba de año en año haciendose más fuerte, en fin ella exprimió los pecados, incluida la vanidad. El alma, liberándose de los pecados, me hizo más sensible a mis propios defectos, lo que me facilitaba luchar contra ellos.

Ahora un par de palabras sobre la entonación. Con tiempo me di cuenta de que la entonación sobresale nuestros vicios, los hace detectados. En adelante voy a comentar el  ejemplo situacional e ilustrativo desde mi infancia. Alguna vez a nuestra casa llegó un niño de 8 añitos para jugar conmigo. El niño trató de discutir sobre algún tema moral en el cuál estaba esencialmente equivocado. Con un tono de mentor yo comencé a convencerlo de que él estaba equivocado. Cuando el niño se fue, me quedé con un regusto desagradable de la conversación. Posteriormente, al analizar cuál era el problema, encontré la razón: en mi voz había una vanidosa entonación de un conocedor. Me quedé avergonzado en aquel entonces y no lo recuedo hasta hoy día.

Recuedrense para Ustedes mismos con más frecuencia posible lo siguiente: no me importa de qué conocimientos, apariencia o talentos dispongo, siempre habrá una u otra persona con talentos superiores a los míos. Tampoco se olviden del sendero escogido por nosotros, el camino de fe y corrección. Si lo están siguiendo sinceramente, entonces el Hijo de Dios, con su exclusividad personal, va de ser para Ustedes el mejor faro. Jesucristo rechazó todos los intentos de estar alabado, para que los creyentes hagan de Él un ídolo, un culto, más aún el Hijo de Dios nos dejó Su emotivo mensaje: ¡glorificad a Dios, el Señor todopoderoso!

¡Favor recuerden! Todo lo que tenemos: nuestra vida, la belleza de la naturaleza, talentos, alegrías, amor, ¡todo esto nos obsequió Dios! No permitan a la pereza y al egoísmo para que ahoguen en la oscuridad las almas inmortales de Ustedes.

Yuri N. Lutsenko 
Marzo del año 2023

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