AMAD A VUESTROS ENEMIGOS

El Nuevo Testamento, Mateo 5:44 «… Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen...»

Este dicho bíblico desconcierta no solo a los materialistas, sino también a muchos creyentes. Más de una vez he escuchado intentos de explicar este texto por la diferencia entre la perfección de Jesucristo con su capacidad personal de amar a todos, y la imperfección de las personas que no son capaces de hacerlo. La gente sabe esta frase divina, ojalá la pronuncian con reverencia, pero si observemnos con atención y revelémonos nuestra verdadera actitud hacia los enemigos, resulta que la mayoría de nosotros no sabe amar a los enemigos, tampoco bendecirlos. Sin dudas, la Enseñanza de Jesucristo tiene caracter integral, pero Sus frases fuera del contexto tampoco deben de ser ignoradas. Estamos obligados a  entender estos dichos sea testamentos y cumplirlos, lo que es imposible sin entendemiento esencial de la Palabra. 

Les invito a Ustedes a buscar la esencia de lo dicho. 

En el discurso directo de Jesucristo hay máxima  información para los creyentes en su auto manejo para el   comportamiento correcto. Pero el único leer de Sus instrucciones estará muy lejos del pleno entendimiento. Un ejemplo: imaginemos de que Usted se hubiera  graduado de alguna institución educativa en especialidad X, pero aún no había comenzado actividades prácticas. En el momento de comenzarselas, Usted en seguida va a dar la cuenta de que los conocimientos verdaderos vienen con primeras experiencias adquiridas. Lo mismo pasa con y en las prácticas espirituales.

Para empezar, fíjense en tan solo dos cosas que son la creencia sincera y la acumulación de primeras experiencias. En el transpaso siguiente, al superar la pereza, poco a poco sea paso por paso Ustedes comenzarán a conquistar sea vencer sus pecados. Pasará cierto tiempo, y si Ustedes realmente han logrado reducir cantidad de pecados, entonces Ustedes entenderán el significado de la frase: «amad a vuestros enemigos ...», igual que un día este dicho de Jesucristo entendí yo.

Lo que me empujo a aclarar relaciones con Dios fue el deterioro de calidad de mi vida. A pesar de todos mis esfuerzos físicos, aparecían más y más problemas. En fin me di cuenta de que era necesario aún obligatorio cambiar radicalmente mi actitud hacia la vida. Tuve que buscar y, si Dios quiera, encontrar un punto del eficiente apoyo.

A la edad de 46 años, a parte de un montón de problemas personales y laborales, ya estuve agobiado con un abanico de enfermedades. Por fuera me veía  a mí mismo normal y la gente que me rodeaba me trataban por una persona habitual y sana, pero no era así, entonces la voz divina susurró: póngate en orden las relaciones con tu mundo interior. Empecé con las emociones.

Lo primero que logré eliminar  fue el miedo. Más tarde lidié con el resentimiento, era la segunda victoria que resultababa ser muy importante. Al mismo tiempo, seguía buscando de cómo lidiar con otras emociones.

Después de que aprendí de no sentirme ofendido, (para lograrlo yo había practicado medio año), entonces me sentí una mejora en salud (se lo prescindí sin consultas médicas, tampoco con tratamientos sea con el uso de pastillas). Seis meses después, noté que la suerte se volteó hacia mí con su cara. Me sentía satisfecho, me calmé, como resultado dejé de controlarme. Consideré que ya había conseguido los resultados finales. ¡Pero esto fue una gran equivocación mía! Los problemas comenzaron a retornar de inmediato.

Vamos a resumir de lo arriba comentado:

1. Lo que me obligó a admitir mi pecaminosidad, arrepentirme y comenzar a luchar con los pecados, eran los problemas. Los problemas eran mios pero creados por otra gente, hablando más exactamente por las personas concretas. No importan sus nombres y apellidos tampoco importa quienes eran, un grosero en la  calle o un funcionarios sin escrúpulos, amigos traidores o jefes injustos etc. Hoy en día se les agradezco porque jugaron el papel de banderilleros en mi destino, hablando con términos taurinos. 

Este es el beneficio número 1 que recibimos de parte de nuestros enemigos.

2. En el proceso de expiación por nuestros pecados, justamente las personas malas y nuestros enemigos juegan un papel importante. Ellos hacen sus travesuras sucias contra nosotros, y así nos dan ocasiones de expiar nuestros propios pecados antiguos, anteriores, cometidos ayer o anteayer, claro con una condición, si hoy aprendemos a aceptar sus maldades con nuestra mejor arma que es humildad. ¡No hay otra manera de contraponernos eficientemente a la mala gente o a nuestros  enemigos! (Miren mi artículo «El resentimiento»).

Agradezcámonos a nuestros enemigos por su beneficio para nosotros un argumento más, bajo el número 2 en la lista.

3. Como relataba anteriormente, hice un gran error con detenerme eufórico y satisfecho en prácticas espirituales a consecuencia de la victoria y de tranquilizarme y encontar mi equilibrio espiritual. El regreso a la vida anterior pecaminosa, al modo de vivir sin espíritu, inmediatamente me causó una ráfaga de problemas, generadas por mismas malas personas, descritas anteriormente. Pero gracias al Poder Divino, el que manejó las maldades de enemigos supuestamente en contra de mí y en realidad a mi favor, no permitió desviarme del camino correcto.

Este ha sido el beneficio número 3. 

4. Cuando mis prácticas espirituales me parecieron exitosas y bien experimentadas  en el largo camino de ejercicios, dentro de mí surgió una firme opinión de que yo logré resultados finales o como mínimo estables. Fue mi equivocación. En seguida y de nuevo, periódicamente, aparecían pinchazos y problemas. Si nuevos problemas inesperados lograban evocar alguna emoción negativa en mí, entonces yo estaba perdiendo a mi favor este punto número cuatro. Así aprendí que la exagerada autoconfianza  prematura en sí mismo significa que la vanidad no está eliminada por completo. De tal modo Ustedes pueden ver lo que nuestros enemigos siguen controlando nuestro nivel espiritual, sin saberlo, pero con una objetividad independiente de ellos y de nosotros.

Seguimos contar los beneficios que nos dan nuestros enemigos, este es el beneficio número 4. 

¡Vaya, cómo no amarles a nuestros enemigos! 

El significado de la frase de Jesucristo, con la que está titulado mi artículo, logré entender a través de mis propias experiencias. De verdad los enemigos son útiles, ellos nos facilitan hacer frente a nuestra pereza espiritual, eliminándola de nosotros. Es por que la Santa Voluntad hasta el momento no retoca la maldad máxima en nosotros. La maldad mínima de afuera es necesaria hasta cierto punto, ya que nos ayuda a eliminar nuestra maldad mínima personal de por dentro, es decir, nos ayuda a todos nosotros los pecadores para que encontremos el camino hacia la recuperación espiritual. Hay que tener en cuenta que la bondad es el mayor grado de la utilidad. La bondad dirigida hacia nosotros se manifiesta solo de esta manera y no hay alternativas.

¡Solo en las experiencias propias comienzas a entender cuán simple y claro es todo! 

Como pueden ver, por la voluntad de Dios, los demonios también tienes su chapucita para hacer algo más o menos útil para nosotros. ¡Es una de formas tanto raras como inteligentes del divino apoyo para nosotros de parte de la Santa Voluntad! ¡Así es el incomprensible para un ser humano el Amor del Señor! Cada Palabra de Cristo, dirigida hacia nosotros, tiene un profundo significado. ¡Es el aliento vivo y omnipotente de la Verdad!

Yuri N. Lutsenko
Marzo del año 2023

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