SOBRE LA CUESTIÓN DE LA RELIGIÓN. EL ÚLTIMO CHANСE

Como resultado de mis prácticas espirituales profundas llevadas en transcurso de un largo plazo temporal, mejor dicho a consecuencia de mi experiencia adquirida como el fruto de estas prácticas, llegué a una triste conclusión. La humanidad no es capaz de encontrar la salida eficiente de la calle ciega a donde había llegado. 

Esta salida, este retorno consiste en la única razón, reconciliarnos con el Creador, con Sus leyes que están gobernando nuestro mundo. Nosotros no los reconocemos de facto, por eso los problemas crecientes provocan el retorno inexorable de todos los pecados en la dirección contraria, es decir hacia a nosotros mismos.

La verdadera religión es el núcleo, es la eje principal de nuestra vida espiritual. Sin comprensión profunda de esta sircunstancia y sin aplicarsela en nuestra experiencia personal, tanto espiritual como física, nadie podrá conseguir una vida normal sea feliz en ambos aspectos. 

Desafortunadamente la mayoría de seres humanos considera que la religión es algo secundario, es algo tipo cuento de hadas para los ingénuos, es como un tranquilizante para quitar dolores etc. 

Aún peor es la hipocresía intencional o sin intención, es decir un juego de parecerse creyente, con ciertos beneficios superficiales en tal práctica seudo-espiritual. De personas similares a Lazarillo de Tormés anónimo o a Buscón de Francisco de Quevedo hoy también hay de sobra.

¿Por qué una religión tan poderosa y tan simple para compresión como es el cristianismo no está entendida por amplias masas? ¿Por qué ni siquiera la parte de seres humanos que se consideran creyentes, durante décadas y aún siglos, no puede aprender a deshacerse de sus pecados?

Por supuesto, la razón principal es la pereza, en nuestro  caso la pereza espiritual. Gracias a Dios esta pereza espiritual no abarca cien por ciento de la humanidad.

Sin duda hay una enorme cantidad de personas cuales honestamente tratan de seguir el llamado de Cristo. Pero como demuestra la vida, las oraciones, el ayuno y romerías en lugares santos por sí solos no son suficientes. La calidad de nuestra vida espiritual y física se está deteriorando inexorable y rápidamente a pesar de estas tres prácticas arriba  mencionadas.

En nuestro hermoso mundo, gobernado por la razonablecísima Santa Voluntad, este empeoramiento puede suceder solo a consecuencia de dos causas: por falta de deseo de arrepentirse y no pecar, o por  falta de conocimientos de cómo evitarselo. La primera causa se refiere a los materialistas y la segunda a los así llamados creyentes, creyentes superficiales.

Algunos de ellos son carcomidos día y noche por el pensamiento: «¿por qué el Señor no castiga a los sinvergüenzas y no ayuda a nosotros, a los dignos?» La gente  que vive sin fe, que está acostumbrada a confiar solo en sus mente, mirando los acontecimientos actuales, tiene una opinión equivocada tipo: «no hay justicia, todo está deslizando hacia el abismo; ¡es necesario a cualquier costo, sea lo que sea, sobrevivir el mayor tiempo posible!; para lograrselo todos remedios son buenos». A consecuencia, para muchas personas, la moralidad y la conciencia se han vuelto demasiado onerosas.

El Hijo de Dios nos mostró el Camino y nos dio los conocimientos de cómo avanzar hacia la meta. Teniendo en cuenta la considerable cantidad de religiones cristianas, existen varias maneras tanto semejantes como diferentes para definir la actitud hacia la Palabra hablada por Cristo. Entonces ¿quién tiene ahora las llaves para el Conocimiento exacto?

Cabe señalar que no existe ninguna nación, ni siquiera un grupo más o menos distinguido, dirigido por sus lazarillos o sea sus guías, cual, en trascurso de muchos siglos, hubiera llegado hacia la prosperidad, y es solo porque tampoco hubiera  aprendido a vivir de acuerdo con la Ley de Dios.

Para resumir, ¿cuál es la causa del fracaso? Sería una blasfemia pensar de que Jesús podría haber dado al hombre una tarea imposible. Lo más probable es que algunos elementos más importantes de la Palabra, hablada hace dos mil años, se habían perdido o se habían distorsionadas.

Una serie de acontecimientos trágicos que estamos observando hoy y que nos asustan, es el veredicto a la humanidad y la Santa Voluntad ya se lo está llevando a cabo. ¡El Juicio ya ha comenzado!

En conclusión quisiera repetir, recuerdense la Biblia: durante el Juicio, la Palabra de Dios visitará la Tierra una vez más. Buscad la Palabra y encuéntrala hoy, porque Ella siempre está con nosotros.

¡Esta es nuestra penúltima oportunidad,

nuestro último chance!

Yuri N. Lutsenko 
Febrero del año 2023

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