ALIENACIÓN DE LA VERDAD

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El uso múltiple e irreflexivo de algunas palabras, si no nos ahondamos en sus significados esenciales, nos lleva hacia su profanación y al entendimiento superficial del significado profundo de cualquiera cuestión en el proceso para discutirla. Como resultado, los elementos esenciales de nuestras vidas siguen siendo incomprensibles. La ignorancia se refleja en los destinos de cada una persona en personal y en los de toda humanidad en general.

A continuación voy a defender mi opinión con un par de ejemplos.

  1. La palabra griega «psychos», la que forma el actual término científico «psicología», en su origen significaba «alma», «espíritu». Al mismo tiempo, la mayoría de los psicólogos contemporaneos no creen en la existencia del alma, y si hayan unos, cuales lo creen, talvez ellos no tienen ni comprensión mínima ¿de qué consiste el alma, dónde está situada y de cuál manera interactúa con el cuerpo humano? Entonces, ¿qué están investigando esos psicólogos y su ciencia?
  2. A lo largo de los siglos la palabra «los mandamientos» fue repetida tantas veces y de manera irreflexiva, que al final el vocablo perdió su sentido originario, hoy en día el llamamiento a obedecerlos, provoca los malentendidos y, a veces, hasta las ironía, protestas, etc., porque en realidad nadie está cumpliendo los mandamientos.

Aparte de aprobación pasiva por seres humanos de «no matarás» y «no robarás», etc., en general la cosa no avanza. Y esto, a la lástima, está pasando mientras nuestros presente y futuro dependen de nuestra comprensión esencial de la noción «mandamientos», para cumplirlos como se debe por la Ley.

Permítenme recordarles que Jesucristo insistió en que la Palabra de Dios y los mandamientos no sólo se debían de ser estudiados y respetados, sino aún más importante: ¡ser cumplidos! En los Evangelios, esto declara la palabra directa de Jesucristo: «Si me amáis, guardad mis mandamientos». (S. Juan, 14:15). Es la esencia principal y única de cualquiera religión, si ella y sus sacerdotes son de Dios.

La palabra «religión» significa el «restablecimiento de conexión», en nuestro caso, de la relación humana con Dios. No se puede lograrsela tan solo aprendiendo de memoria las citas apuntadas en Evangelio. De nosotros se exige el cumplimiento estricto y total de las instrucciones legadas por el Hijo de Dios.

Al mismo tiempo, palabra «los mandamientos» no puede estar considerada tan primitivamente como lo hace la mayoría creyente. Su interpretación es mucho más amplia y profunda de lo que comúnmente se cree (miren los textos de O. E. Bernhardt «Los Diez Mandamientos de Dios» y «El Padrenuestro» (el libro «En la Luz de la Verdad. Mensaje del Grial de Abdrushin – acotación del traductor). 

La Palabra de Dios es el nivel más alto de la educación moral. La persona educada sabrá que la pedagogía eficiente no está basada en llamamientos abstractos, sino en la metodología precisa, la que da instrucciones concretas, de cual manera pasar de un etapa didáctico al otro. En nuestro contexto se trata de la instrucción metodológica de cómo deberíamos cumplir los mandamientos.

Todos nosotros desde nuestra infancia sabemos perfectamente lo que es bueno y lo que es malo, en la vida adulta recibimos un montón de propias experiencias tanto positivas como negativas en cumplimiento o no cumplimiento de las leyes faciles; los efectos observamos casi en seguida y a nivel diario, pero a nivel de nuestro destino ni siquera vemos las consecuencias. Una de esas leyes fáciles es «Recogemos lo que sembramos», es la ley de responsabilidad por nuestro comportamiento. La otra es «Libertad de elección», ya que en nuestro poder está la alternativa, actuar con sinceridad y bondad, o de forma contraria. A consecuencia de nuestra decisión tomada libremente, viene nuestra responsabilidad, más tarde nosotros recibimos la reacción viseversa en forma de un acontecimiento. Ella puede ser devuelta a nosotros en forma de alegría o al contrario en forma de desgracia, dependiendo del carácter positivo o negativo del acto cometido anteriormente por la persona. El término «acto», a parte de lo «visible», es decir realizado practicamente, incluye también lo «invisible», es decir nuestros  pensamientos y sentimientos, deseos e intenciones.

Poca gente sabe manejar bien un gran abanico de sus emociones para expresarlas en interacciones con los demás, incluyendo las emociones negativas, tales como: la envidia y los celos, el resentimiento y el abatimiento, la vanidad y el miedo, la codicia y la lujuria; a la lástima tampoco sabemos controlar a cien por ciento nuestros pensamientos, generados por emociones negativas. Son ofensas invisibles, pero las ofensas muy pegajosas a nuestros almas, y ante todo son crímenes invisibles ante el Dios. No existen personas, quienes no tenían en su propia experiencia personal los fracasos emocionales, cada uno tiene su lista de equivocaciones emotivas, unos la tienen corta y otros la larga.

Manifestando nuestras emociones en múltiples ocasiones comunicativas con otra gente, es decir expresando, declarando, aseverando, etc nuestra actitud hacia acontecimientos varios y de todo tipo, nosotros a lo largo de la vida estamos arriesgados a cometer crímenes emocionales, y a consecuencia, recibimos en la vida lo que merecemos, igual de que  manera recibimos nuestro reflejo en agua limpia y tranquila, en un espejo impecable, cual nos está devolviendo nuestro rostro momental, con arrugas y canas o con la sonrisa y ojos felices. Así es de cómo funciona la estricta Voluntad del Creador, porque estamos habitando en el territorio legal de Su Voluntad.

Al mismo tiempo, a causa de nuestra propia ignorancia, nosotros echamos la culpa a lo que sea y a quien sea: al destino, a los gobernantes, a vecinos, parientes etc, sin reconocer de que con nuestros actos illegales, nosotros provocamos un aluvión de consecuencias negativas en contra de nosotros mismos.

Nadie nos impide prestar atención a una o dos leyes mencionadas, comprender su influencia determinante en la configuración de nuestro destino, sacar conclusiones cuando nos hemos equivocado y considerar después la importancia del cumplimiento de la ley en nuestro comportamiento futuro.

Todos, quienes recibieron la propuesta para que emprendan el camino de reconocimiento de las leyes y ponerlas en sus prácticas, que se preparen, a esa gente se les van a esperar serios obstáculos. Ante todo, para los que continuarán estar viviviendo sin verdadera fe. La persona incrédula está ilusionada de que los problemas crecientes desaparezcan para siempre después de estar superadas. Y sí y no es así. Porque se quedan las consecuencias de nuestros errores y de ellas jamás es posible escapar.

El segundo obstáculo será la falta de motivación. Para qué intentarnos de corregirse cuando por todas partes y alrededor hay tanta injusticia, mentiras, violencia, etc. Si tú vas a portarte humilde y llevar asuntos sinceramente y abierto, en seguida vas a estar engañado, utilizado y pisoteado. Aquí es donde la persona no incrédula o poco crédula se equivoca gravemente. Sin la participación de su voluntad en el entendimiento de razones tan importantes, su vida va a seguir siendo complicada. Pero si ustedes aprovecharán su propia voluntad intentando a entender las razones, al cabo de poco tiempo las leyes dejarán de castigarles, al contrario, empezarán a ayudar. Con primeras experiencias propias positivas, si no sean ciegos espiritualmente, entonces ustedes llegarán a darse cuenta, de que las leyes realmente funcionan, ¡y por lo tanto Dios existe!

¡Recuperarnos para vivir la vida normal y feliz es posible, pero con una solo condición, cuando estemos bajo la protección de la ley! Fuera de esa protección seguimos sufriendo y buscando los culpables en nuestros fracasos y enfermedades.

¡A elegir deciden ustedes!

Yuri N. Lutsenko 
Agosto del año 2023  

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