La mayoría de los padres, en sus esfuerzos sinceros de educar correctamente a los hijos, erróneamente les imponen su propia experiencia vital. La equivocación está en lo que nosotros y nuestros hijos, por gran diferencia en edades, tenemos experiencias completamente diferentes, también se caracterizan por distintas nuestras obligaciones y aficiones. Además, en el plan filosófico, nuestras misiones en el planeta Tierra pueden ocurrirse incomparables por su distinto grado de importancia para las generaciones, naciones y hasta para toda la humanidad.
Al tratarnos de imponerles «la vida correcta», pensando y aun peor, declarando que somos más sabios que ellos, porque somos «mayores por la edad y mayores por el cargo», entonces de tal modo nosotros estamos violando el mandamiento «¡no matarás!».
En nuestro contexto el mandamiento bíblico «¡no matarás!» significa que para los padres y abuelos, maestros y profesores, tutores y entrenadores es muy importante de no suprimir la individualidad infantil, junto con existentes capacidades y todavía no detectados talentos del niño. Mayormente las capacidades de los hijos son diferentes a las de los padres. Si fuera otra realidad, si toda la gente y, ante todo los niños, fueran homogéneos, la vida de humanidad sería muy aburrida y monótona.
La felicidad familiar no se consigue con exitosa carrera profesional, con alto sueldo, etc. de los padres o con notas supersalientes de sus hijos en el colegio, el instituto, la universidad, etc, sino con propias experiencias e independencias de cada uno miembro de la familia. ¿De cuál manera las personas, tanto adulta como la menor de edad, pueden llegar a ser independientes? La respuesta es corta: ¡superando sus propios errores! Si para los niños basta de corregir sus errores dentro del marco didáctico y conductual, entonces para los padres habrá de corregir mucho más, favor siguen leyendo.
Lo más importante que podemos hacer para nuestros niños en el plan cognitivo, es servirles de modelo, ejemplo de seguir. Cuando los hijos ven a sus padres perezosos y sin iniciativas para mejorarse, no entienden de por qué el maestro les está regañando por la misma desventaja, de ser vagos y pasivos en mejoramiento. U otro ejemplo; cuando los hijos ven a sus padres discutir a gritos o aun pelearse fisicamente.., entonces ¿de dónde los niños van a sacar buenos ejemplos? ¿Cómo pueden los menores respetar a sus adultos? ¿Si crecerán nuestros herederos en bondadosas personas en este caso?
Es muy necesario apoyar al niño para que crea en sí mismo, en sus potencias y fuerza personal, también identificar en el niño, tanto capacidades infantiles y juveniles, como los talentos peculiares a los adultos (a esos niños nos llamamos superdotados) y entonces animarle al niño a desarrollar en sí las dos cosas. Por favor no maten en las crías sus capacidades naturales, originarias, divinas y su deseo de vivir; mientras tanto aprendan ustedes mismos a vivir correctamente y por la ley . Si ustedes van a mostrarles ejemplos dignos ¡seguro que en futuro sus hijos serán buena gente!
Junio del año 2023
Lda. A. A. Stryguina, psicóloga